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Pasaje: Salmos 102 - Versión: Reina Valera 1960

Oración de un afligido

 1Jehová, escucha mi oración,
Y llegue a ti mi clamor.
 2No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia;
Inclina a mí tu oído;
Apresúrate a responderme el día que te invocare.
 3Porque mis días se han consumido como humo,
Y mis huesos cual tizón están quemados.
 4Mi corazón está herido, y seco como la hierba,
Por lo cual me olvido de comer mi pan.
 5Por la voz de mi gemido Mis huesos se han pegado a mi carne. 6Soy semejante al pelícano del desierto;
Soy como el búho de las soledades;
 7Velo, y soy Como el pájaro solitario sobre el tejado. 8Cada día me afrentan mis enemigos;
Los que contra mí se enfurecen, se han conjurado contra mí.
 9Por lo cual yo como ceniza a manera de pan,
Y mi bebida mezclo con lágrimas,
 10A causa de tu enojo y de tu ira;
Pues me alzaste, y me has arrojado.
 11Mis días son como sombra que se va,
Y me he secado como la hierba.
 12Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre,
Y tu memoria de generación en generación.
 13Te levantarás y tendrás misericordia de Sion,
Porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado.
 14Porque tus siervos aman sus piedras,
Y del polvo de ella tienen compasión.
 15Entonces las naciones temerán el nombre de Jehová,
Y todos los reyes de la tierra tu gloria;
 16Por cuanto Jehová habrá edificado a Sion,
Y en su gloria será visto;
 17Habrá considerado la oración de los desvalidos,
Y no habrá desechado el ruego de ellos.
 18Se escribirá esto para la generación venidera;
Y el pueblo que está por nacer alabará a JAH,
 19Porque miró desde lo alto de su santuario;
Jehová miró desde los cielos a la tierra,
 20Para oír el gemido de los presos,
Para soltar a los sentenciados a muerte;
 21Para que publique en Sion el nombre de Jehová,
Y su alabanza en Jerusalén,
 22Cuando los pueblos y los reinos se congreguen
En uno para servir a Jehová.
 23El debilitó mi fuerza en el camino;
Acortó mis días.
 24Dije: Dios mío, no me cortes en la mitad de mis días;
Por generación de generaciones son tus años.
 25Desde el principio tú fundaste la tierra,
Y los cielos son obra de tus manos.
 26Ellos perecerán, mas tú permanecerás;
Y todos ellos como una vestidura se envejecerán;
Como un vestido los mudarás, y serán mudados;
 27Pero tú eres el mismo,
Y tus años no se acabarán.
 28Los hijos de tus siervos habitarán seguros,
Y su descendencia será establecida delante de ti.


Copyright © 1960 by American Bible Society (http://www.americanbible.org)
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