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Pasaje: Proverbios 24 - Versión: Reina Valera 1995

 1No tengas envidia de los hombres malos
ni desees juntarte con ellos,
 2porque su corazón trama violencias
e iniquidad hablan sus labios.
 3Con sabiduría se edifica la casa,
con prudencia se afirma
 4y con ciencia se llenan las cámaras
de todo bien preciado y agradable.
 5El hombre sabio es fuerte,
y de pujante vigor el que tiene ciencia.
 6Porque con ingenio harás la guerra,
y en los muchos consejeros está la victoria.
 7Alta está para el insensato la sabiduría;
en la puerta no abrirá él su boca.
 8Al que piensa hacer el mal
lo llaman hombre de malos pensamientos.
 9El pensamiento del necio es pecado,
y abominable para los hombres el escarnecedor.
 10Si flaqueas en día de adversidad,
tu fuerza quedará reducida.
 11Libra a los que son llevados a la muerte,
salva a los que tienen su vida en peligro.
 12Porque si dices: Lo cierto es que no lo supimos,
¿acaso no lo considerará el que pesa los corazones?
El que mira por tu alma, él lo conocerá,
y él pagará al hombre según sus obras.
 13Come, hijo mío, de la miel, porque es buena;
el panal es dulce a tu paladar.
 14Así será para ti el conocimiento de la sabiduría:
si la hallas tendrás recompensa
y al fin tu esperanza no será frustrada.
 15Tú, malvado, no aceches la morada del justo,
no saquees el lugar de su descanso;
 16porque aunque siete veces caiga el justo, volverá a levantarse,
pero los malvados caerán en el mal.
 17No te regocijes cuando caiga tu enemigo,
ni cuando él tropiece se alegre tu corazón,
 18no sea que Jehová lo vea y le desagrade,
y aparte de sobre él su enojo.
 19No te juntes con los malignos
ni envidies a los malvados,
 20porque para el malo no habrá buen fin:
¡la lámpara de los malvados se apagará!
 21Teme a Jehová, hijo mío, y al rey,
y no te juntes con los veleidosos;
 22porque su desgracia llegará de repente;
y el quebranto que viene de ambos, ¿quién puede saberlo?
 23También éstos son dichos de los sabios:
Hacer distinción de personas en el juicio no es bueno.
 24A quien diga al malo: Tú eres justo,
los pueblos lo maldecirán y lo detestarán las naciones;
 25pero quienes lo reprendan tendrán felicidad
y sobre ellos vendrá gran bendición.
 26¡Besados sean los labios
del que responde con palabras correctas!
 27Prepara tus labores fuera,
dispónlas en tus campos
y edifica después tu casa.
 28No seas sin causa testigo contra tu prójimo
ni digas falsedades con tus labios.
 29No digas: Haré con él como él hizo conmigo;
pagaré a ese hombre según merece su obra.
 30Pasé junto al campo del hombre perezoso,
junto a la viña del hombre falto de entendimiento;
 31y vi que por toda ella habían crecido los espinos,
ortigas habían cubierto la tierra
y la cerca de piedra ya estaba derribada.
 32Miré, y lo medité en mi corazón;
lo vi, y aprendí la lección:
 33Un poco de sueño, dormitar otro poco
y otro poco descansar mano sobre mano:
 34así te llegará la miseria como un vagabundo,
la pobreza como un hombre armado.


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