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Pasaje: Salmos 36 - Versión: Reina Valera 1995

La misericordia de Dios

 1La maldad del impío me dice al corazón:
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
 2Se jacta, por tanto, ante sus propios ojos,
de que su maldad no será hallada y aborrecida.
 3Las palabras de su boca son iniquidad y fraude;
ha dejado de ser sensato y de hacer el bien.
 4Medita maldad sobre su cama,
está en camino no bueno,
el mal no aborrece.
 5Jehová, hasta los cielos llega tu misericordia
y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.
 6Tu justicia es como los montes de Dios;
tus juicios, abismo grande.
Tú, Jehová, conservas al hombre y al animal.
 7¡Cuán preciosa, Dios, es tu misericordia!
¡Por eso los hijos de los hombres
se amparan bajo la sombra de tus alas!
 8Serán completamente saciados de la grosura de tu Casa
y tú les darás de beber del torrente de tus delicias,
 9porque contigo está el manantial de la vida;
en tu luz veremos la luz.
 10Extiende tu misericordia a los que te conocen,
y tu justicia a los rectos de corazón.
 11No me golpee con su pie el soberbio
ni me mueva la mano del impío.
 12Allí cayeron los malhechores;
¡fueron derribados para no levantarse jamás!


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