Pasaje: Job 39 - Versión: Reina Valera 1960
1¿Sabes tú el tiempo en que paren las cabras monteses?
¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo? 2¿Contaste tú los meses de su preñez,
Y sabes el tiempo cuando han de parir? 3Se encorvan, hacen salir sus hijos,
Pasan sus dolores. 4Sus hijos se fortalecen, crecen con el pasto;
Salen, y no vuelven a ellas. 5¿Quién echó libre al asno montés,
Y quién soltó sus ataduras? 6Al cual yo puse casa en la soledad,
Y sus moradas en lugares estériles. 7Se burla de la multitud de la ciudad;
No oye las voces del arriero. 8Lo oculto de los montes es su pasto,
Y anda buscando toda cosa verde. 9¿Querrá el búfalo servirte a ti,
O quedar en tu pesebre? 10¿Atarás tú al búfalo con coyunda para el surco?
¿Labrará los valles en pos de ti? 11¿Confiarás tú en él, por ser grande su fuerza,
Y le fiarás tu labor? 12¿Fiarás de él para que recoja tu semilla,
Y la junte en tu era? 13¿Diste tú hermosas alas al pavo real, o alas y plumas al avestruz? 14El cual desampara en la tierra sus huevos,
Y sobre el polvo los calienta, 15Y olvida que el pie los puede pisar,
Y que puede quebrarlos la bestia del campo. 16Se endurece para con sus hijos, como si no fuesen suyos,
No temiendo que su trabajo haya sido en vano; 17Porque le privó Dios de sabiduría,
Y no le dio inteligencia. 18Luego que se levanta en alto,
Se burla del caballo y de su jinete. 19¿Diste tú al caballo la fuerza?
¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes? 20¿Le intimidarás tú como a langosta?
El resoplido de su nariz es formidable. 21Escarba la tierra, se alegra en su fuerza,
Sale al encuentro de las armas; 22Hace burla del espanto, y no teme,
Ni vuelve el rostro delante de la espada. 23Contra él suenan la aljaba,
El hierro de la lanza y de la jabalina; 24Y él con ímpetu y furor escarba la tierra,
Sin importarle el sonido de la trompeta; 25Antes como que dice entre los clarines: ¡Ea!
Y desde lejos huele la batalla,
El grito de los capitanes, y el vocerío. 26¿Vuela el gavilán por tu sabiduría,
Y extiende hacia el sur sus alas? 27¿Se remonta el águila por tu mandamiento,
Y pone en alto su nido? 28Ella habita y mora en la peña,
En la cumbre del peñasco y de la roca. 29Desde allí acecha la presa;
Sus ojos observan de muy lejos. 30Sus polluelos chupan la sangre;
Y donde hubiere cadáveres, allí está ella.
Copyright © 1960 by American Bible Society (http://www.americanbible.org)
¿O miraste tú las ciervas cuando están pariendo? 2¿Contaste tú los meses de su preñez,
Y sabes el tiempo cuando han de parir? 3Se encorvan, hacen salir sus hijos,
Pasan sus dolores. 4Sus hijos se fortalecen, crecen con el pasto;
Salen, y no vuelven a ellas. 5¿Quién echó libre al asno montés,
Y quién soltó sus ataduras? 6Al cual yo puse casa en la soledad,
Y sus moradas en lugares estériles. 7Se burla de la multitud de la ciudad;
No oye las voces del arriero. 8Lo oculto de los montes es su pasto,
Y anda buscando toda cosa verde. 9¿Querrá el búfalo servirte a ti,
O quedar en tu pesebre? 10¿Atarás tú al búfalo con coyunda para el surco?
¿Labrará los valles en pos de ti? 11¿Confiarás tú en él, por ser grande su fuerza,
Y le fiarás tu labor? 12¿Fiarás de él para que recoja tu semilla,
Y la junte en tu era? 13¿Diste tú hermosas alas al pavo real, o alas y plumas al avestruz? 14El cual desampara en la tierra sus huevos,
Y sobre el polvo los calienta, 15Y olvida que el pie los puede pisar,
Y que puede quebrarlos la bestia del campo. 16Se endurece para con sus hijos, como si no fuesen suyos,
No temiendo que su trabajo haya sido en vano; 17Porque le privó Dios de sabiduría,
Y no le dio inteligencia. 18Luego que se levanta en alto,
Se burla del caballo y de su jinete. 19¿Diste tú al caballo la fuerza?
¿Vestiste tú su cuello de crines ondulantes? 20¿Le intimidarás tú como a langosta?
El resoplido de su nariz es formidable. 21Escarba la tierra, se alegra en su fuerza,
Sale al encuentro de las armas; 22Hace burla del espanto, y no teme,
Ni vuelve el rostro delante de la espada. 23Contra él suenan la aljaba,
El hierro de la lanza y de la jabalina; 24Y él con ímpetu y furor escarba la tierra,
Sin importarle el sonido de la trompeta; 25Antes como que dice entre los clarines: ¡Ea!
Y desde lejos huele la batalla,
El grito de los capitanes, y el vocerío. 26¿Vuela el gavilán por tu sabiduría,
Y extiende hacia el sur sus alas? 27¿Se remonta el águila por tu mandamiento,
Y pone en alto su nido? 28Ella habita y mora en la peña,
En la cumbre del peñasco y de la roca. 29Desde allí acecha la presa;
Sus ojos observan de muy lejos. 30Sus polluelos chupan la sangre;
Y donde hubiere cadáveres, allí está ella.
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