Pasaje: Salmos 78:56-72 - Versión: Reina Valera 1960
56Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo,
Y no guardaron sus testimonios; 57Sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres;
Se volvieron como arco engañoso. 58Le enojaron con sus lugares altos,
Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla. 59Lo oyó Dios y se enojó,
Y en gran manera aborreció a Israel. 60Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo,
La tienda en que habitó entre los hombres, 61Y entregó a cautiverio su poderío,
Y su gloria en mano del enemigo. 62Entregó también su pueblo a la espada,
Y se irritó contra su heredad. 63El fuego devoró a sus jóvenes,
Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales. 64Sus sacerdotes cayeron a espada,
Y sus viudas no hicieron lamentación. 65Entonces despertó el Señor como quien duerme,
Como un valiente que grita excitado del vino, 66E hirió a sus enemigos por detrás;
Les dio perpetua afrenta. 67Desechó la tienda de José,
Y no escogió la tribu de Efraín, 68Sino que escogió la tribu de Judá,
El monte de Sion, al cual amó. 69Edificó su santuario a manera de eminencia,
Como la tierra que cimentó para siempre. 70Eligió a David su siervo,
Y lo tomó de las majadas de las ovejas; 71De tras las paridas lo trajo,
Para que apacentase a Jacob su pueblo,
Y a Israel su heredad. 72Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón,
Los pastoreó con la pericia de sus manos.
Copyright © 1960 by American Bible Society (http://www.americanbible.org)
Y no guardaron sus testimonios; 57Sino que se volvieron y se rebelaron como sus padres;
Se volvieron como arco engañoso. 58Le enojaron con sus lugares altos,
Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla. 59Lo oyó Dios y se enojó,
Y en gran manera aborreció a Israel. 60Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo,
La tienda en que habitó entre los hombres, 61Y entregó a cautiverio su poderío,
Y su gloria en mano del enemigo. 62Entregó también su pueblo a la espada,
Y se irritó contra su heredad. 63El fuego devoró a sus jóvenes,
Y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales. 64Sus sacerdotes cayeron a espada,
Y sus viudas no hicieron lamentación. 65Entonces despertó el Señor como quien duerme,
Como un valiente que grita excitado del vino, 66E hirió a sus enemigos por detrás;
Les dio perpetua afrenta. 67Desechó la tienda de José,
Y no escogió la tribu de Efraín, 68Sino que escogió la tribu de Judá,
El monte de Sion, al cual amó. 69Edificó su santuario a manera de eminencia,
Como la tierra que cimentó para siempre. 70Eligió a David su siervo,
Y lo tomó de las majadas de las ovejas; 71De tras las paridas lo trajo,
Para que apacentase a Jacob su pueblo,
Y a Israel su heredad. 72Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón,
Los pastoreó con la pericia de sus manos.
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